sábado, 20 de noviembre de 2010

VIVIR FELIZ

Cuando nacemos todos nuestros seres queridos a nuestro alrededor sonríen llenos de orgullo, mientras nosotros lloramos debido al trance tan fuerte por el que pasamos.Vivamos de tal manera, que cuando llegue la hora de nuestra muerte, todo el mundo llore por tan gran perdida y nosotros sonriamos de satisfacción por haber realizado todo el bien que hemos podido.
En esto creo yo que consiste la verdadera felicidad, no en pasarlo muy bien, muchas diversiones, muchos caprichos... En nuestro interior hay un  regulador de la felicidad que nos llena de satisfacción cuando hacemos el bien y que nos hace maldecir cuando hacemos el mal. La persona que hace el mal o discute o simplemente es una egoísta integral, que no quiere saber nada de los demás, sino que se dedica a mirarse a si mismo, no siente interiormente esta satisfacción a la que antes aludíamos. Hace ciento cuarenta mil años la población
humana en la tierra era de unos seis mil individuos, debido a una gran glaciación que se produjo y que como consecuencia de la misma toda África se convirtió en un desierto enorme y la mayoría de los seres vivos perecieron; de nuestra especie solo quedó el pequeño número que antes reseñábamos y que sobrevivió gracias a la colaboración mutua entre todos ellos. Pues bien de ese reducido grupo humano procedemos todos nosotros toda la humanidad que ahora está en unos seis mil millones aproximada mente si no me equivoco. Es decir los árabes, los chinos, los gitanos, los negros,los judíos, los blancos..., procedemos de ese pequeño grupo, y eso nos guste o no, lo llevamos en nuestro ADN. hay una  unión invisible entre todos los hombres del mundo porque nuestro tronco es el mismo. De modo que cuando hacemos el bien a alguien, en nuestro interior se derrama un gracia, que nos llena de satisfacción y de paz que es con mucho la mejor de las felicidades, como si ese bien nos lo hubiéramos hecho a nosotros mismos, y así es, porque el ADN del prójimo y el mio, son el mismo en un noventa y nueve por ciento.
Por esto amigo lector al que haya llegado estas líneas, recuerda el principio de las mismas y vive de tal manera que todo el mundo llore tu muerte y tu sientas la paz interior de no haber hecho ningún mal y todo el bien posible. "Hasta pronto".


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